Highlights. Tal y como suele hacer semanalmente, un dedo (suponemos que lo toca con el dedo) hace sonar el timbre de la casa de Fran. En el interior, tres ñass esperan en torno a una PS2 y a una televisión encendida. En el exterior, el cuarto ña espera a que le abran acompañado de esos balones de baloncesto que algún vecino dejó en el rellano hace ya dos meses. Todo sería normal si no fuera porque no es jueves a las ocho, sino martes a las nueve, y porque el que llega último no es David, sino Rubén. Claro que definir esto como una anormalidad, cuando hablamos de un evento en el que lo "normal" es que cuatro señores próximos a la cuarentena sufran, berreen, arrojen objetos, o se tiren al suelo por un simple videojuego, es excesivo. En todo caso es una incidencia que tampoco supone mayor problema. Es cierto que Rubén no ha podido llegar hasta las nueve, pero la espera se ha hecho corta gracias a un capítulo de Pasión de Gavilanes. Eso según David, porque Fidel no tiene nada claro que ese culebrón en el que todas las actrices son feas, y en el que un viejo se dedica a tocar culos a lo Pajares, sea realmente el afamado serial cuya sintonía es ya un Superhit. Fran no opina al respecto porque está concentrado en la colocación de los mandos, con la esperanza de que cuando llegue el top one se lo encuentre todo hecho. Y por un momento hay un brillo en sus ojos cuando cree haberlo hecho bien, hasta que su hermano le confirma que ssss...no, y que ha sido él el que ha colocado correctamente los pads ante la proximidad de la llegada del top one. Y tal y como había anunciado, y con una puntualidad rubeniana, a las nueve aparece un ña que, en cinco minutos, presume de lo bien que le ha salido el examen de la academia, avisa de que se ha comprado un amplificador 'para molestar a los vecinos', y trae del recuerdo a la confitera Natalia Estrada (famosa por sus galletas y probablemente por casarse con el hermano de Berlusconi, aunque lo del hermano no lo recuerda tan nítidamente como lo de las galletas). Por desgracia el tiempo apremia y no hay tiempo para indagar sobre como resolvió David su problema con los zapatos. Y es que el hombre descubrió la noche anterior a una boda que no tenía calzado en Murcia, y tuvo que recurrir a unos ñass que, con pies más grandes, no le pudieron ayudar. El que tiene que ayudar al dueño del batmovil en el primer partido es un Fran que es precisamente al que podría traspasarle el top manta en la clasificación general. Para ello el anfitrión tendría que quedar último y el amigo de Marino primero. El plan comienza "regular", ya que Rubén y Fidel se muestran tan superiores como el Montpellier sobre un flojísimo Saint Etienne. Los mantas aguantan lo que pueden y no se van tristes pese a caer por la mínima en los minutos finales. La cosa mejora para David en el segundo encuentro. Los ajustes tácticos de Fidel convierten su centro del campo en una autopista y descolocan a un Fran que quiere cambiar. Pero su hermano insiste en que esa táctica le 'va bien' pese a que la pareja rubendavidiana no para de fallar ocasiones tan clamorosas como un remate al larguero que David en plancha y de cabeza, y a portería vacía, lanza fuera. Para añadir más caos a la pareja fraternal, sufren hasta el efecto mariposa. O más bien efecto palomilla, en una jugada en la que un Fidel incapaz de reconocer errores yerra un pase en defensa, y en la que su hermano se hace la picha un lío al paso de la susodicha palomilla, dejando tan fácil el gol que ni siquiera una pareja tan fallagoles como la que tiene enfrente lo desaprovecha para marcar el que a la postre será el tanto de la victoria. Para el tercer partido es Rubén el que formará pareja con Fran, mientras se escuchan ecos lejanos que indican que hay un agujero negro en la sala. El ña, como dirían en la canción de 'El Venao' (otro superhit), no hace caso y quiere creer que 'son rumores', pero pese a que su Liverpool demuestra ser mejor equipo que la Fiorentina, su gol no es suficiente para escapar de la órbita gravitatoria de ese devorador de derrotas que tiene a su derecha. Con cero puntos en su poder, y tres autoinvitados a cenar, al anfitrión solo le queda poner la mesa y esperar a que Fidel termine su Márquez-llamada y salga de la habitación. Pero la conversación se alarga y se alarga mientras los otros tres comensales comienzan a deglutir, debaten sobre la renta mínima de Pablo Iglesias (algo inviable para David en un país con andaluces...¿campeonato andaluces?) y comentan sobre el pequeño Nicolás y su amiga 'La Pechotes'. El tiempo pasa y la puerta de la habitación continúa cerrada, lo que altera a nuestros protagonistas de tal forma que el araña roza la protesta por no tener nunca nada para picar, por la poca variedad alimentaria del frigo de Fran, y porque ante tal queja éste siempre le ofrezca atún. El propio anfitrión se embauca de tal manera que en lugar de mandar al unionense a paseo, se disculpa por no haber tenido tiempo para ir a comprar. Pero lo más desconcertante es que Rubén agarra el envase de ¡Philadelphia! y lo extiende sobre su rebanada de pan, aunque de una forma timorata y rácana, quizá para que Fidel no se lleve un susto si en ese momento abre la puerta y ve aquello. Un temor infundado, ya que es nada menos que 40 minutos después cuando aparece un segundón que tendrá que resolver en la segunda vuelta el triple empate con Rubén y David. Este último es el que comenzará haciendo pareja con el devorador de periódicos, y el único motivo de esperanza es que se enfrentan a un 'flojo' Saint Etienne. Pero de flojo nada, la paliza es tal que Fran insiste en que tiene que haber un error, que no es posible que esos cracks que tiene enfrente y lo meten todo sean los mismos tuercebotas que él llevó antes. No ha acabado la primera mitad y la pareja rubenfideliana ya gana por 3-0, ante lo cual DJ Pumba activa el altavoz y activa a su equipo con un gol en el 44' al ritmo de Sonia y Selena. Un espejismo que acaba en cuanto empieza la segunda parte. Fidel y Rubén arrojan con el 5-1 a David al fango, y le alejan de cualquier aspiración de vencer. De lo que no son conscientes los dos primeros es de que están en manos de un Fran que, pese a sus cero puntos, tiene el poder. Y es que aquel de los dos al que el palmareño hunda menos será el ganador, siendo el primero en sufrirlo el de las barbas. Sin embargo un inocente comentario de Rubén informando de que en una comisaría habían golpeado a un ciudadano, para después dejarlo en que lo habían 'traqueteado' provoca la hilaridad general y el descojone en un Fran que no para de imaginarse al pobre hombre meneado como un sonajero. Tal es el ataque de risa que el partido debe ser detenido ante la imposibilidad de continuar con un jugador que llora de la risa mientras, tumbado sobre el arcón, y con las piernas tan en alto como sus calcetines, se queja de que le duele la espalda de tanto reir. Ante tal panorama Fidel se despide ya de ganar, más aún cuando encajan el primer gol. Pero el efecto traqueteo parece haber recolocado a un anfitrión que, con dos goles, ayuda a su hermano a lograr un valioso 3-1 ante la incredulidad de un Rubén incapaz de marcar cuando hace pareja con David, y de un unionense que se creía a salvo de un top manta que ahora tiene a tiro de una derrota. Una derrota que sí sería suficiente, siempre que fuera por un gol, al que será su compañero, un Fidel que recibe un gol franciscano en el 6', pero que empata en el 8'. Lo que viene a continuación es un carrusel de ocasiones en ambas porterías que no se transforman. Un chupón y desacertado Rubén se desespera de tal forma que anuncia públicamente que delega la faceta goleadora en el hombre que lleva toda la noche siendo una rémora. Un Fran que marca el gol que necesita en la segunda mitad, y que cuenta con la anuencia de un árbitro que consiente todas y cada una de las patadas de los guarros italianos, mientras que sin embargo castiga con amarillas a Fidel cuando se toma la justicia por su mano. El dominio italiano no se transforma en nuevos goles y el resultado final provoca que todos acaben el torneo en la misma posición en que quedan en el campeonato: Fidel como primero, aunque cabreado con el árbitro. Rubén como segundo, y decepcionado por perder el liderato. David hundido, en un top manta del que parece imposible escapar. Y Fran irradiando euforia, pese a una lamentable noche en que ha pasado de aspirar al campeonato a estar prácticamente condenado a acabar como tercero.
martes, 28 de octubre de 2014
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