RUBÉN
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FIDEL
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DAVID
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FRAN
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domingo, 8 de septiembre de 2019


Highlights. Intentar adivinar cuánto tiempo va a transcurrir entre un torneo de ñasspro y el siguiente, es tan difícil como intentar adivinar qué decía exactamente Marc Gasol en el anuncio de seguros Caser. Porque lo mismo pueden transcurrir quince meses (como pasó en la edición anterior) que quince días, como ocurre en este torneo provocado precisamente por el baloncestista santboiano (rimas aquí) y el resto de sus compañeros de la selección española de baloncesto que están disputando un Mundial que se aprestan a ver en los sofás de Montepinar todos los ña excepto uno, que quiere un menú televisivo compuesto exclusivamente de Fórmula 1. En tiempos pretéritos hubiera sido el anfitrión el viciado formulaunero, pero ahora es Fran el que quiere contemplar la televisión extasiado mientras desdeña (‘si van a perder seguro contra Serbia’) un partido que es considerado como fundamental para el futuro de la selección por el resto de ñass, incluido un David que, no solo pasa de Hamilton y compañía (‘para ver coches me asomo a la calle y veo el mío’) sino que además también se muestra deseoso de entregarse al basket desde, atención, ese muchas veces denostado por él primer cuarto. Afortunadamente para todos si algo abunda en la sede de Montepinar es tecnología. Altavoces, amplificadores, cables como para formar una cadena con la que rescatar a un bañista en Calblanque y, por supuesto, otra televisión, a lo que Fran añade portátil, consola, adaptador, mandos y (aún más) cables para dar un toque todavía más mediamarktiano a un salón en el que, una vez que Rubén da la clave wifi correcta (y no la de Torrevieja) ya se pueden ver a la vez ambas emisiones (rimas aquí). Lo que no está tan claro es que la oferta gastronómica esté a la misma altura que la televisiva, teniendo en cuenta que Fidel viene con las manos vacías pensando que iba a comer comida para llevar, y David viene obviamente en modo cucaracha. Aunque al menos el unionense tiene el detalle de no poner objeción al ágape que acaban conformando las pizzas de Fran y Rubén, no como un Rafa Márquez que, tras habérselas metido entre pecho y espalda, califica las del ña como ‘puta mierda’ en comparación con las franciscanas. Pese a escuchar esto, el anfitrión no sólo no se requema (ya se ha quemado la mano sacando las pizzas del horno), sino que además se anima a ofrecer hasta postre. Y no con doble sentido, sino que aparece de repente en el salón con una tarta de queso invertida (¿?) y que es servida con una presentación que haría cortarse las venas a Ferrán Adriá. En cualquier caso, tampoco es que el ágape esté transcurriendo en un salón victoriano y con vajilla de porcelana, sino en una mesa baja delante de dos sofás en la que conviven trozos de papel de cocina, platos, y un enjambre de mandos con los que jugar a la ruleta rusa cada vez que se quiere regular el volumen de una de esas dos televisiones que suenan a la vez. Son casi dos horas de ataque epiléptico para esos oídos, y para esas pupilas que no saben a qué pantalla mirar y merecen un descanso cuando finalizan ambos eventos. Justo lo que necesita un David que ha dormido poco esa noche, y que con gusto se echaría una siesta en el sofá con el sonido de la Vuelta a España de fondo. Sin embargo la pasión ciclista de Fidel es tan grande como la pasión del unionense por lavar su Sandero, es decir, nula, con lo que el ex-madrileño boicotea el visionado del evento ciclista pese a que en ese momento va escapado un vecino de Montepinar, un Alejandro Valverde que al parecer tuvo una temática con la barrera de acceso a la citada urbanización cuando, sin ni siquiera llamarlo antes incorrecto e improcedente, le arreó directamente un buen golpe que le dejó casi tan KO como está el araña ahora mismo en el más que nombrado sofá. Tan confuso está el hombre (se lía hasta realizando el sorteo) que Fidel se ofrece a llevar esas estadísticas que nunca habían estado en otras manos que no fueran las de un David que será su poco estimulante pareja. Más estimulado se muestra un Rubén que intenta animar el cotarro poniendo Funkadelic, aunque la primera canción que suena está tan lejos del funk como DavidPro de volver a dar señales de vida. Una serie de sonidos que invitan al residente en El Esparragal a pensar que la competición se ha trasladado al salvaje Oeste y, quizá imbuido en el espíritu de estar en una ciudad sin ley, se arriesga a dar leña y a ganarse una extraña en él tarjeta roja que tampoco parece preocupante, porque el partido transcurre por el minuto 89 y los fideldavidianos vencen por un merecido 1-0. El momento justo para un lo-que-sucedió-a-continuación-te-sorprenderá protagonizado por un Rubén que es capaz de igualar el encuentro y, en mitad del barullo al saque de una falta, clavar por arriba el gol de la victoria en el 92. En plena euforia, y de cara al segundo partido, el ña decide hacer la gracia de poner como portero titular de su Bayer Leverkusen a A. Palop, dando por supuesto que estamos hablando del protagonista del mítico ‘al palop’. En plena hilaridad general, y ya con los jugadores preparados para el pitido inicial, su rival Fidel siembra la duda. ‘¿Estás seguro de que A. Palop es Andrés Palop? ¿Estás seguro de que realmente no has puesto a un defensa alemán como portero?’ son las frases que provocan que el top one acceda a la pantalla de sustituciones para, quizá, realizar el primer cambio de un jugador en el minuto cero de partido. Y ya de paso descubrir que el famoso pentágono (¿o es hexágono?) de habilidades del jugador, el sancta sanctorum de la elección de futbolistas (excepto para los miguelianos, que es la flecha para arriba), no incluye un apartado de ¿porterabilidad? que permita determinar si un jugador es guardameta realmente. Por fortuna para el ña, y pese a que en la plantilla hay otros dos más, resulta que Palop sí es (fue) tercer portero del Leverkusen, por lo que puede comenzar un duelo en el que son precisamente los rubendavidianos los que lanzan ‘al palop’ en una de esas jugadas en los que un ‘tooooma’ antes de tiempo impide un gol. Gol que acabará llegando igualmente, para desesperación de un Fidel que en los últimos minutos se lanza a una táctica con pocos defensas. Pocos y con una lentitud a la hora de controlar un balón similar a la del discurso de Fernando Arrabal aquél famoso día, lo que provoca que Rubén le robe a uno de ellos la pelota para establecer el definitivo 0-2, y destacarse como el pichichi de una tarde que pinta muy bien para él. Y es que sus siguientes rivales son los manta, esa pareja que es para las jugadas extrañas como una camarera del Seven para el Míguel, un imán. La ocurrida en este duelo romano (rimas aquí) comienza con un grupo de defensas intentando robar un balón al delantero, y acaba con un gol franciscano en propia puerta. Justo lo que necesitaba un devorador de periódicos que con el 0-2 final se queda como el peor de un pozo en el que se encuentran arracimados, con tres puntos, todos excepto un Rubén que los mira desde arriba con nueve y un +5 como diferencia de goles. Las cuentas determinan que para adelantar al espinardense habrá que ganarle los dos partidos, por lo que si el ña empata el siguiente haciendo pareja con Fran, solo éste podría rebasarle, algo que ni el propio descompresor, pese a calificarse como ‘el aspirante’, se cree. Lo que no sabe Rubén es que se aproxima un gran punto de inflexión, no ya por encajar un gol al poco de comenzar el cuarto encuentro, sino porque acto seguido Fidel decide que es buen momento para ir al baño y, por el camino, embeberse en la lírica de Alejandro Sanz, pero no en ‘se le apagó la luz’, sino en aquella que decía ‘yo soy solo un adolescente, pero entraré en tu mente, pisando fuerte, pisando fuerte’. Y aunque su aspecto adolescente quedó en ese vídeo de Montepinar 2007 que han revisitado minutos antes, lo cierto es que pisar sigue pisando fuerte, como puede atestiguar el pie de ese dolorido Rubén que intenta sobreponerse al pisotón de un Fidel que echa la culpa del accidente a la barroca terminación de los muebles rubenianos. En cualquier caso el daño está hecho, porque pese al franciscano gol del empate, el hattrick del medidor de sapos baja al top one de su pedestal. Ahora incluso un Fran con -5 en el golaverage tiene posibilidades de superarle, aunque el principal aspirante es un segundón que hará pareja con su hermano, y que echa mano a unas estadísticas en las que no cabe el pelo de una gamba de lo ajustado que está todo. Muy probablemente habrá que tirar de tarjetas como factor de desempate, y aunque David parece que se ha liado un poco al transcribirlas, hay que darlas por buenas y por tanto el alicantino va a necesitar dos goles para superar al anfitrión. Da igual, un Fidel que ha descubierto que el Leverkusen, su siguiente equipo, no tiene tres porteros sino cuatro, que la chuponería de su hermano a veces acaba en gol, y que no hace falta jugar mejor que el rival para ir ganando un partido por 0-1, descubre también que un gol memorable no tiene por qué ser un gran gol. Puede ser una cagada, como la de David en el minuto 89 cabeceando el balón hacia el fondo de sus mallas, y estableciendo un 0-2 que hunde definitivamente a Rubén, pero que curiosamente mantiene al araña, que no ha marcado un gol en toda la tarde aparte de ese, como aspirante a ese torneo que ahora encabeza Fidel. Una competición que puede acabar en cuádruple empate en caso de que el dueño del Sandero logre la victoria en el último partido, aunque teniendo en cuenta que su pareja será el actual, vigente, y casi perpetuo top manta, el hombre no da un duro por que eso ocurra, como tampoco lo dan los espectadores de ese Lazio-Roma que la pareja fidelrubeniana domina con facilidad. Ese dominio se transforma en ocasiones que sin embargo son falladas una tras otra, hasta que David da la sorpresa y marca un gol con el que alcanza en la clasificación al ña, aunque con más tarjetas. Nada más sacar de centro Fidel equilibra el marcador con un chicharrazo desde la frontal, pero a falta de cinco minutos Fran se queda solo ante el portero, lo regatea, y es derribado cuando va a marcar (o no) a portería vacía. Si la roja es para Rubén, David se coloca segundo en el torneo, y si es para Fidel, se coloca a un gol de ser campeón (siempre que su compañero marque el penalti). Sin embargo Konami determina que esa jugada no merece ningún tipo de amonestación así que, aunque el amante de los maleteros marca de forma ridícula el penalti (le da al portero en las piernas y entra), el 1-2 final solo sirve para confirmar que todos los equipos visitantes eran mejores que los locales, que el émulo de Alejandro Sanz vuelve a irse a Alicante con un torneo debajo del brazo, y que le acompañan en su marcha de Montepinar unos David y Fran que no quieren convertirse en sparrings de un Rubén que, en esa máquina de ejercicios ¿sexuales? que tiene en la sala de estar, ya calienta la caderas de cara al duelo que tiene que disputar esa misma noche, y en el que seguro que le interesa más triunfar que en éste.

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