El motivo. Durante los primeros años, la casa de Rubén en Montepinar tuvo como verdaderos propietarios, sin desmerecer a la clave de Windows XP o a la chapa de cerveza, a las enormes pelusas de polvo calificadas acertadamente como dieguitos, homenajeadas en este primer campeonato.
El logotipo. Fue la única vez que se presentó más de una propuesta para el logotipo, aunque no hubo discusión y esa pelusa de Fidel con el número 10 ganó por aclamación y pasó a ser mítica.
El cartel. Para qué complicarse cuando con simplemente colocar esa maradoniana pelusa por lo aires de Montepinar es suficiente para tener un cartel potente.