RUBÉN
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FIDEL
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DAVID
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FRAN
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viernes, 7 de octubre de 2016


Highlights. “¡Vivan los novios!” habrá exclamado, entre oliva y oliva, DavidPro en el caso de que se mantenga en el mundo de los vivos, algo que no está del todo claro vista su inactividad. Lo que con seguridad se mantiene vivo es su legado en forma de una competición que se reactiva cada vez que uno de los amigos de Fidel decide casarse. Porque es una boda lo que ha llevado esta vez al Rafa Márquez murciano a pernoctar en la sede palmareña, mientras que el motivo de David para acudir es doble. Primero la oportunidad de saquear la nevera franciscana con la excusa (como si la necesitara) de que esa semana ha sido el santo del anfitrión, y segundo una promesa del susodicho propietario de la sede (“te voy a dar el campeonato, David”) que dificilmente podrá cumplir. En cuanto a Rubén, y visto que llega a la sede avisando de que se encuentra en un estado DEFCON 3 de cagalera debido a un virus, está claro que su motivación no es gastronómica. Y no parece que habitualmente lo sea cuando desaprovechó la oportunidad de hincharse a bollos dos semanas atrás en un barbaconiano cumpleaños fidelero que dejó pasar, y cuyas acciones más destacadas fueron la falta de luces de Fran (de su terraza), que le obligaron a cocinar a oscuras, y la falta de brasas provocada, en parte por el retraso de David (de su llegada), y en parte porque la parrilla fue okupada por unas patatas que casi tuvieron que ser desalojadas por los GEOs visto que no acababan de asarse, tubérculos que, una vez más, fueron incluidos en el menú por un Fidel que se está jugando un campeonato patatas. Los que también están jugando, mientras Fran le resume a Rubén la barbacoa, son los jugadores del UCAM de baloncesto ante los del Baskonia, en un partido que el medidor de sapos tirará por tierra en cuanto entre por la puerta, repitiendo con tal insistencia su descreimiento/animadversión hacia el entrenador murcianista, que hace subir enteros en las apuestas la opción ‘campeonato Quintana’. Hay que entender en cualquier caso al madrileño, que debido al tráfico ha tardado más en llegar desde Molina a la sede, que en recorrer la distancia hasta la localidad molinense desde una Albacete en la que el hombre ya notaba sus testículos en estado Rubén de cocción. Por si eso fuera poco, el segundón acaba de vivir el momento ataque epiléptico en el portal cuando nadie ha acudido a su rescate. Y es que el exceso de equipaje le ha llevado a llamar por teléfono a su hermano para pedir que baje Rubén a ayudar (en lugar de llamar al ña directamente), a lo que se ha sumado que Fran ha colgado antes de escuchar dónde estaba aparcado el Focus fideliano. Y para rematar, el montepinarense, que ya bajaba a la calle sin indicaciones de hacia dónde dirigirse (aunque él mismo reconoce que no le hubieran valido de mucho vista su confusión entre izquierda y derecha), lo hace ademas habiéndose dejado el móvil arriba, provocando una situación absolutamente ñass. Afortunadamente todo eso es ya pasado y hay que mirar hacia un futuro que apunta caluroso. Si la sede ya de por sí retiene la temperatura, ese sofá de piel amenaza con convertirse en un horno alimentado por el acalorado Fidel, y por ese Rubén que conserva la costumbre de venir en pantalón largo, de tal forma que se produce la curiosa circunstancia que ambos rechazan ocupar plaza en él. Prefieren rebajar en otra parte su temperatura corporal mientras comentan el primer hecho lamentable de la semana (ese Enner Valencia haciéndose el lesionado en un partido internacional y huyendo en ambulancia de la policía), y mientras Fran (des)coloca los mandos, enciende la PS2 y, al ver que está puesto el juego de golf, informa a sus acompañantes de que ha ganado un torneo golfístico y se ha llevado mucho dinero. Al recibir esa información para la que no estaba preparado, el cerebro de Rubén sufre una regresión hasta aquel momento en el que el Aldi se quedó sin cajeras, y apenas supera su desconcierto (o estupor) contestándole con un “¿pero un torneo de verdad?, ¿a quién le has ganado?”, que no arredra la animosidad de un anfitrión que le informa de que ha quedado delante nada menos que de Tiger Woods y de Jim Furyk. Por suerte para la salud mental del grupo, esto rápidamente queda en el olvido ante la llegada de David, aunque teniendo en cuenta que lo primero que suelta el araña es que el otro día vio a un negro meando en la puerta del Olimpic, quizá lo del golf tampoco estaba tan mal. Obvia decir que ese incidente pasa a ser el tema central de conversación durante los siguientes minutos, de tal forma que el unionense se ve obligado a explicar, con pelos y señales, si se quedó mirando el evento (obvia decir la respuesta), si redujo la marcha de su vehículo para presenciarlo en su totalidad (obvia decir la respuesta) o si llegó a girar la cabeza una vez que su coche había rebasado al moreno miccionador para no perder detalle (obvia decir la respuesta). La conversación degenera hasta tal punto que los ñass acaban imaginando el Sandero davidiano circulando por la Senda de Granada y pasando por debajo de un amarillo arco del triunfo. A todo esto el que quiere triunfar es un Rubén que es el único que tiene en su mano llevarse a casa el campeonato Rafa Márquez, para lo cuál le vale con acabar el torneo primero o segundo. Algo que no desea su máximo rival, un David con el que formará la primera pareja de la noche. Enfrente un Fidel que desea despegarse la etiqueta de top manta antes de que acabe el campeonato y adherirla a su hermano, algo no muy difícil teniendo en cuenta el estado de un descompresor que necesita 65 minutos para darse cuenta de que está jugando con el PSG y no con la Fiorentina. Pese a ello, los no-palmareños tampoco se lucen demasiado y apenas acierta a marcar David tras el saque de una falta. La siguiente pareja del araña es un Fran que le hace presagiar lo peor, pero sorprendentemente (o quizá debido a que comienza el terrorismo musical) el Niza supera en ocasiones a la escuadra donostiarra. El problema es que estas oportunidades siempre caen en pies de un amante de los maleteros que no acaba de definir. Hasta que ya en la segunda parte, el hombre recibe un pase que le deja ante un guardameta que queda regateado, superado,... y ojiplático al ver cómo, con toda la portería por delante, el balón acaba dibujando una parabólica trayectoria por encima de su larguero cual micción en el Olimpic. Tras ese 0-0 es Rubén el que escucha, además de una colección de temas infames que le hacen preguntarse por qué no está en su casa oyendo rock progresivo, a Fran diciéndole implícitamente ‘acompañameeee’. Lo que también está implícito es que hay que acompañarlo a la derrota, aunque al menos le queda al top one el consuelo de que el Maccabi cae por la mínima ante un rival más potente, y el cachondeo de que su portero sea el Papa Juan Pablo (lo que lleva al espinardense a recordar a aquel hombre de extraño nombre que mientras orinaba se giró hacia él diciendo “un saludo al Papa”), y el de que su delantero centro sea un centro comercial (Prica), que obviamente es rebautizado como Carrefour. La otra buena noticia para el ña es que llega la hora de la cena, aunque teniendo en cuenta su estado estomacal quizá no sea tan buena noticia para los inodoros franciscanos. Para el que sí que es un gran momento es para un David que no las tenía todas consigo en cuanto a si iba a poder matar esa gusa con la que acudió a la sede. Pero sí, hay suficiente comida pese a que el anfitrión está de baja y lleva una semana sin comprar comida y sin poner la lavadora, lo cual da pie a conocer que el ña lleva meses sin lavar ni hornear debido al suicidio progresivo de sus electrodomésticos. Un tema que habría dado más juego durante el ágape de no ser por el segundo hecho lamentable de la semana. A dos jugadores del Eibar (Enrich y Luna) les dio por grabar su trío sexual en un vídeo que ha pasado estos días por todas las redes sociales, y por las córneas de un David que de nuevo se ve obligado a dar pelos, señales, y en este caso formación táctica. Un 1-1-1 que no dejó a Enrich precisamente las mejores vistas (si no contamos a la chica), motivo por el cual al parecer el hombre pasó todo el tiempo con los ojos cerrados. El que no quiere cerrar, en en este caso la boca, es un señor Baños que no se conforma con las viandas consumidas y espera un postre a la altura. Finalmente tiene que conformarse con un paquete de galletas de chocolate cuyo sistema de apertura y cierre casi le dejan sin probar bocado, al convertirse para él en una combinación indescifrable ante la hilaridad general. Poco le importa cuando el que más motivos tiene para sonreír es él. Es líder en solitario y además va ganando el cuarto partido por 3-0 en compañía de Rubén. Hasta que Fran le recuerda que esa goleada está dejando al top one una diferencia de goles tan buena que casi le asegura esa segunda posición que necesita para llevarse el Márquez. Casualidad o no, en los últimos minutos llegan un penalti a favor de los hermanos italianos, otro gol de Fidel y, ya en el descuento, un balón perdido que el portero francés no alcanza, y que cae a pies de un Fran que lo regatea para, a portería vacía,....(para que seguir). Llega a continuación el quinto encuentro, ese en el que todos empiezan a hacer las mismas cuentas y a tener las mismas conversaciones de siempre, aunque esta vez David se embauca de tal forma que llega a la conclusión, ya no de que para él el partido importante es el último, lo cual es cierto, sino que incluso afirma que en éste le conviene perder (¿?). Teniendo en cuenta además que su pareja es un anfitrión más pendiente de mantener el ambiente musical en la sede (y en el resto del vecindario, ya que las ventanas siguen abiertas y es medianoche) que del juego, el duelo se relaja de tal forma que mientras Rubén recuerda a Natalia Estrada (al parecer jugadora donostiarra), Fran casi se ahoga de la risa cuando alguien indica que su jugador está llegando desde la segunda línea, y al descompresor le viene a la mente la visión de Enrich en el renombrado vídeo. Pero ojo que, tras el 1-4, el que parece llegar desde la segunda línea es un agente tributario que ahora tiene en su mano ya no ganar el campeonato, sino hacerlo además ganando el torneo a un David al que le viene a la mente la frase de Fran: “te voy a dar el campeonato”. Y estrictamente hablando es así, puede hacerlo, pero no con su buen juego, sino hundiendo como pareja a un ña que no será campeón si cae por 2-0, o si lo hace por 1-0 y recibe una amarilla más que Fidel. Pero pese a la tentación continua de soltar una patada, pese a fallar a medio metro de la portería un gol cantado en la primera parte, y pese a contar como compañero con alguien que ya es con seguridad el top manta del campeonato, el partido no tiene mucha historia para el amante del rock progresivo, y acaba con un 0-0 que provoca lo siguiente: que los vecinos puedan descansar y dejar de sentir vergüenza ajena por lo que están oyendo (es la una de la mañana), que David se marche sin más premio en las manos que un libro de química de 2 kilos de peso (que Fidel se ha empeñado en devolverle), y que Rubén le acompañe, cargado con un torneo y un campeonato, camino de ese ascensor donde un cartel avisa, y visto lo visto con razón, ‘cuidado con abrir a personas ajenas al edificio’