viernes, 27 de mayo de 2016
Highlights. Suena el timbre en la sede franciscana y al otro lado de la puerta espera un Fidel tan sonriente y relajado que cualquiera diría que acaba de hacerse 400 kilómetros en coche. Llega además de con una puntualidad exquisita, con un talante positivo que demostrará a lo largo de la noche no mostrando el más mínimo atisbo de quemazón para con nada. El que aparece poco después es un Rubén que, no solo no ha puesto ninguna pega en quedar un viernes, es que además llega a El Palmar incluso antes de la hora anunciada. Quizá porque sabe que el anfitrión les está esperando para agasajarles con un litro de cerveza bien fría y todo tipo de aperitivos. Aunque el plato fuerte será la llegada de un David que, no solo no se queja por tener que ver un partido de baloncesto antes de empezar a jugar, es que además aparece en la sede armado con sendas bandejas de pasteles de carne y empanada que desatan los gritos de ‘Alfredo, Alfredo’ entre la concurrencia. Ni siquiera el hecho de tener que bajar de nuevo a comprar más cervezas rompe la paz emocional de un araña encantado de invitar por su cumpleaños... ¿Suena todo esto a ciencia ficción? ¿Al sueño húmedo de un DavidPro cuya competición hiberna desde 2015?. Pues sorprendentemente no, todo lo relatado más arriba es real. El campeonato Rafa Márquez va a continuar y todo gracias a una despedida de soltero, la que ha traído a Fidel hasta esta ciudad y por tanto a este sofá en el que ahora se despatarra de una forma tan proporcional para con Rubén y Fran como cuando les dividió aquel famoso brazo de gitano. La falta de espacio para las piernas, y por tanto de ventilación, es un problema aún mayor para un espinardense que no solo ha traído los huevos ya cocidos de casa, es que además ha tenido la mala idea de venir en pantalón largo en la tarde más calurosa del año. Mucho más inteligente ha sido un Fidel que luce pantalón corto y que acaba de pasar por la ducha para rebajar esa temperatura inguinal elevada tras cuatro horas de coche. El problema del segundón es otro, que los mosquitos se están cebando en su pierna, aunque él no es el único en apuros. También Fran tiene una incidencia de la que acaba de percatarse. Que para poder ver el partido de playoff entre UCAM Murcia y Real Madrid, tendrá que sintonizar Teledeporte, canal que en su casa se ve lo mismo que en la de Tamara Falcó cocinar. No queda otra que, en el colmo del pirateo, buscar por internet la señal de un partido que se emite en abierto. Partido del que David, con interés cero más allá de saber si hay negros-negros en él, solo tendrá que tragarse la segunda mitad. Porque el cumpleañero llega el último pero bien cargado de comida, no así de bebida. Pese a haber instado en los días anteriores repetidas veces a Rubén, cuyo cumpleaños también ha sido recientemente, a comprar bebida, el montepinarense se ha agarrado a esa botella de vino que permanece en el frigo franciscano desde el verano pasado, para justificar su inacción absoluta en lo referido a nuevas compras. Lo peor es que el tono irónico de Fidel ‘tranquilo David, Rubén ha traído cinco cervezas’ no es interpretado correctamente por un araña que piensa que el tema cerveza está por tanto resuelto, pero que se encuentra a su llegada con que no es así. Lo sorprendente es que el unionense, quizá por no contribuir a ese nuevo sambenito de ‘quemado oficial’ que ha adquirido en las últimas semanas, no solo no se enfada, sino que además baja con Fran a comprar más cerveza al chino. No sabe que le espera un choque intercultural, o más bien idiomático, que será recordado durante años. La cosa empieza a torcerse cuando el araña entra y se dirige a la zona de refrigerados, no viendo allí litros de cerveza. Desconcertado, repasa de arriba a abajo las estanterías para finalmente aceptar que allí no está lo que busca, y que tendrá que hacer uso de ese habla que suele resultar poco comprensible a los ciudadanos extranjeros para comunicarse con el dueño y conseguir así su bebida. Su “¿tiene litros de cerveza?” parece ser comprendido correctamente por el oriental propietario, pero este contesta con un acento tan cerrado que ahora el unionense se siente como la amiga italiana de Peri cuando le escuchó rajando en YouTube. Confuso, no habiendo entendido ni papa, y teniendo que continuar la conversación, el cerebro de David trabaja rápidamente reconvirtiendo el “Ɵ%mӇu%trȜlla” del chino, en un “tenemos Mahou y Estrella” y además, en un alarde de lucidez, decide preguntar a Fran si en casa hay ya Mahou o Estrella. Una maniobra que le permite ganar tiempo, y gracias a la cual comprueba si su acompañante ha entendido lo mismo que él. Y sí, ha entendido lo mismo que él, absolutamente nada. En cualquier caso esto es un paripé, ya que lo que David quiere comprar es Mahou, así que, decidido, pide un par de litros de Mahou. El dueño del local es ahora el que queda al borde del ataque epiléptico ya que según él ha dejado claro que no tiene Mahou y, en un tono próximo a la quemazón o la desesperación, suelta una parrafada ininteligible de la que nuestros protagonistas solo entienden “mau, mau, mau”. Por no liar más la situación, David se limita entonces a pedir dos Estrellas y, antes de que termine de hablar, ya las tiene en el mostrador, casi como si el hombre se las hubiera sacado de la entrepierna. Solo queda saber cuánto es, y aunque según nuestros protagonistas el chino les responde con un futbolístico “Mahou 2 - Estrella 3”, el cerebro del unionense ya ha aprendido que debe discriminar todo lo que suene parecido a “mau” y le ordena depositar los tres euros antes de salir, por fin, de allí rumbo a una cena que curiosamente será la única parte de la velada en la que alguien se queme con algo, aunque muy levemente. Y eso que prometía mucho un David que en las últimas semanas había llenado bytes y más bytes de quejas en el grupo de whatsapp sobre los más diversos temas, siendo claro candidato a destronar al ña como quemado oficial. Una quemazón que bien pudo empezar aquella noche en que, tras jugar al pádel y llegar a casa, se encontró sin agua para tirar de la cadena ni para ducharse, situación la primera que pudo ser resuelta gracias a un cubo de agua sucia de fregar, pero no así la segunda, que se dilató durante 48 interminables horas. Tras ese pistoletazo de salida las esteladas, los que prohibieron las esteladas, la directiva del Barcelona por recurrir la prohibición de las esteladas, Xavi Hernández por sus declaraciones sobre pitar el himno, Ada Colau y Manuela Carmena, Rajoy, Pedro Sánchez, Pablo Iglesias, la liga inglesa, los sevillanos, el Cholo Simeone, o Cristiano Ronaldo, recibirán su colleja, con una mención especial para un Paco Buyo cuyo enfrentamiento con Pier merece de forma objetiva pasar a los anales de la estupidez (“¿como te va a llamar Redondo a estas horas desde Argentina?”). Una quemazón davidiana que en la sede no se muestra como estaba prevista, quizá al haber sido atemperada por la futura adquisición automovilística del dueño del batmovil, vehículo que será jubilado en breve (en cuanto se le vacíe el maletero) para ser relevado por un Dacia Sandero del que curiosamente nadie hace rima. Como tampoco nadie se apunta a ser el quemado de la noche. Con David apenas rajando de Ada Colau y Buyo, y Fidel solo quemándose por tener que cortar la empanadilla, Fran tampoco parece ser el hombre pese a que su hermano le ha dado pie cerrando la puerta de la casa con la misma finura que Pepe, mientras que la mayor queja de un desconocido Rubén es decir que el Vaya Tela ha bajado la calidad. Ni siquiera que se corte el streaming del igualadísimo partido de baloncesto en los segundos finales hacer hervir la sangre a nadie, de tal forma que lo más agitado de la cena resulta ser el carcajeador ahogamiento de Fran al rememorar el ña los diversos episodios de plagas insectivoras y larvarias sufridas en sus hogares. Y aunque el anfitrión también tuvo su visita inesperada en forma de murciélago, son ya las once de la noche y no es hora de recordar ese episodio sino de empezar a jugar un torneo en el que nadie quiere postularse como favorito. Fidel, porque sale a top manta por noche desde que empezó este campeonato. Rubén, porque su palazoniano personal trainer últimamente no tiene ganas de jugar (lo que lleva a rememorar aquel día en que al Míguel se le salieron los ojos de las órbitas y no quiso seguir jugando). David, que se juega el liderato con el ña, quizá teme cagarla como siempre que va en cabeza. Y ni siquiera el amante de los maleteros rezuma su inconsciente optimismo habitual. Así que para unos jugadores de perfil bajo, nada mejor que empezar con equipos de un perfil aún más bajo. Ni el Braga, que tiene más ocasiones, ni el Celtic, que las tiene más claras, parecen capacitados para marcar un gol hasta que el partido da un vuelco con la tarjeta roja que un riguroso colegiado muestra a David. "No te digo nada y te lo digo todo" exclama a su hermano un Fidel tan deseoso de aprovechar la superioridad como imprudente al cometer apenas unos segundos después una entrada tan similar a la anterior que nadie duda que va a ser roja. De perdidos al río pasa a ser la filosofía de unos guarros portugueses que, una vez abierta la veda, frenan el juego rival con una dureza que les cuesta dos expulsiones más en el descuento. Pese a su manifiesta inferioridad, el segundón está dispuesto a disputar una prorroga. Es más, se empeña en convencer al resto de que en este formato un partido no puede acabar en empate (como si no hubiera suficientes criterios de desempate en caso de igualdad final), igual que se empeña en que de cara a las estadísticas se considere roja la amarilla de Fran que costó la expulsión de un jugador. Un embaucamiento que se le perdona teniendo en cuenta que han pasado meses desde la última vez que se jugó, una inactividad que queda patente viendo la cantidad de franadas (salidas del campo) que se producen en un Lazio-Roma en el que no se puede culpar a los muñecos, sino a los ñass. Eso sí, destacando por supuesto en este aspecto un devorador de periódicos que, cansado de las burlas por sus excursiones más allá de las líneas, sorprende a la concurriencia con un “¿que me salgo? ahora sí que me voy a salir” seguido de un gol por la escuadra que adelanta al equipo fascista. Equipo que según Fidel fichó a De La Peña porque iba con la cabeza rapada (lo de Mendieta debió ser la excepción que confirma la regla), y que da pie a una interesante conversación sobre los fichajes italianos de los 90, la Parma, o ese Milán fichando a Javi Moreno y a un Jose Mari del que solo Fran conocía que se apellidaba Poyón, para regocijo general. Entre tanto el partido acaba y con 2-1 para la pareja manta, lo que deja a Fidel como el único sin saborear victoria. Y tendrá que esperar visto que Liverpool y Celta no son nada del otro mundo, y que por no hacer no provocan ni tarjetas. Nada que no se pueda resolver en el primer partido de la segunda vuelta que se inicia a continuación. Ahora son Rubén y David los que llevan al Braga (rebautizado como calzoncillo a partir de ese momento) que en teoría es inferior al Celtic. Pero un gol en lo que parece fuera de juego adelanta a unos no-palmareños que se entonan. El araña deja solo a un azorado espinardense que, pese a escuchar la palabra mágica ‘enchufa’, no hace ni siquiera ademán de coger el cable y dirigirse al enchufe, sino que prefiere pasar el marrón a su compañero pese a que viene siete kilómetros más atrás. Tampoco se muestra muy ducha la pareja en un saque de banda que se eterniza porque uno no ve al otro, demostrando menos entendimiento que David y el chino en esa conversación que ya ha pasado a ser mítica pese a que se ha producido apenas hace un par de horas. No necesitan en cualquier caso mucho más para derrotar a un Celtic que no puede convertir en nada su dominio, lo que anula cualquier posibilidad de victoria de Fidel, y deja a Rubén y Fran enfrentándose para jugarse el torneo con David. Será el anfitrión el que haga pareja con un araña que empieza a no ver las cosas claras ante la tupida defensa romana. Fidel, en su momento de gloria, marca el gol que da la victoria a los laziales y mantiene la posibilidad de evitar al fin el top manta. Necesita ganar el último partido, como también tiene que hacerlo su davidiana pareja si quiere ganar el campeonato. Sin embargo, el Celta es demasiado equipo y ambos acaban por detrás de Fran y de un Rubén tan obsesionado con las flechas de los jugadores (“Pareces Chendo obsesionado por cómo la tienen”) como bien posicionado para ganar este campeonato de nunca acabar.
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