RUBÉN
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FIDEL
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DAVID
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FRAN
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martes, 16 de diciembre de 2014


Highligths. La competición ñassera ha entrado en uno de esos parones que resulta mas difícil de romper que distinguir a Marino en un baño oscuro. Por suerte todo parece cambiar cuando los cuatro Martínez encuentran un martes que parece irles bien a todos...hasta que Rubén el día antes avisa de que acepta quedar pero para ver la semifinal del Mundial de Clubes, algo incomprensible para unos hermanos que no pueden entender la trascendencia de un Real Madrid - Cruz Azul. Desprecio que demuestra Fidel a su llegada a la sede, prefiriendo ver a su hermano planchar antes que encender el televisor, y cuando lo hace es para embaucarse con el mando desordenandole primero los canales, y a continuación directamente eliminándolos todos en un acto de liadopardismo que ocurre justo cuando el araña hace acto de presencia pasadas las nueve. No le quedará otra a David que ver el partido en un cuadro pequeño mientras el segundón se empeña en arreglar el desaguisado que ha montado, y mientras el anfitrión se dedica a minusvalorar una competición comparable, según él, con el Barca - Huesca que se disputará a continuación. El ataque epiléptico davidiano se acerca porque el hombre afirma estar "acostumbrado a un hermano gruñón, pero no a los dos". A todo esto el Madrid ya lleva dos goles y eso rebaja la tensión, toda vez que el top one hizo la concesión de acceder a jugar al pro una vez que el equipo madridista tuviera el partido sentenciado. Pero en un giro del destino, y justo cuando el espinardense llama a la puerta, a Ramos le pitan un penalti que puede cambiarlo todo. Los primeros segundos en el interior de la sede sus ojos (los de Rubén, no los de Ramos) se dirigen hacia el lanzamiento de la pena máxima, mientras que sus oídos se sorprenden por los eufóricos gritos de unos hermanos que, por una vez, olvidan su barcelonismo y celebran como Ultra Sur la parada de Casillas. Parada que evita que el partido recobre emoción, que es justo lo que no desean unos Fernández cuyo otro objetivo es maximizar el tiempo de PES, motivo por el que el horno lleva puesto en precalentamiento unos cuantos minutos, con el fin de cambiar el orden habitual por el de primero pens... primero cenar y luego jugar. Y hablamos de horno porque Fidel ha tapado trayendo una pizza. Además también queda cerveza de la que sobró en el cumpleaños franciscano, todo un lujo para lo que suele ser habitual. Aun así David pide más, quiere saber si hay postre, y la sorpresa es que Fran le tapa la boca con unos bizcochitos, aunque al final el anfitrión tiene que claudicar cuando el exigente unionense solicita además una Nocilla que el palmareño no tiene. La Pechotes, y aquella ocasión en que a JP le amenazaron con sacarle la pistola y 'luego lo pensó' son el leit motiv de una cena que da paso a la acción. El Levante es el primer equipo elegido, y es tan malo que a falta de pocos minutos nadie ha perforado la portería contraria. Todos piensan ya en una prorroga que no está muy claro si se ha activado en las opciones. Da igual. Rubén resuelve las dudas con dos goles que hunden a una pareja top manta que resurge en el segundo partido, en el que llegan a provocar la prorroga. Pero en el tiempo extra un gran cabezazo desde fuera del área/un gran cante del portero al que le entra por todo el centro el balón, más el gol rubeniano que cierra su hattrick, sentencian el duelo. David le dice entonces a Fidel que "ahí va el paquete", toda una premonición. Porque pese a que los hermanos tienen, con la Lazio, ocasiones tan espectaculares como ese cabezazo al larguero cuyo rechace es otro cabezazo al larguero, el gol no llega. Se sigue cumpliendo la norma de que, pese a ser iguales, los jugadores locales sean mejores, y encima un churrigol en los minutos finales termina de hundir a los palmareños. El partido de la Roma sirve a David para rajar de Guardiola por cargarse a Bojan, cuando luego es él el que antes del minuto 30 está pidiendo que lo quiten. En la parte opuesta, a Fidel no se lo ocurre mejor manera de animar a su hermano en una jugada que con un 'sigue asi' que su cerebro traduce en 'sigue chupando'. Con este panorama es normal que el marcador siga sin moverse, y que esto provoque el pique entre David ("a ver si ganamos") y Rubén ("a ver si juegas mejor"), que ambos revierten en una mayor dureza en el campo. Paradójicamente la expulsión llegará en el bando opuesto, con la segunda amarilla por un penalti que, por todo el centro, dejará a Rubén como ganador de todos los partidos, a David como obsesionado por la anatomía de los jugadores de raza negra (¿campeonato Makelele?) y a Fran como una absoluta rémora que en las semifinales va a hacer pareja con el ña...pero otro día. O mejor dicho otro año, porque no es hasta el 22 de Enero de 2015 cuando Fidel llama el primero a la sede, y demuestra que todo sigue igual al rajar del nuevo reloj de cocina, del formato de pantalla de la PS2, y del cuadrante diseñado por su hermano para este torneo, torneo que nadie recuerda ni cómo se juega ni cómo va, ni ganas que tienen. Pero la otra opción de entretenimiento que proporciona la casa es seguir esperando en la tele la salida de Bárcenas de prisión, así que al final el campeonato continúa. La primera semifinal enfrenta a un David dice que juega de pena (y es cierto), con un Rubén que no espera recibir un gol en un saque de esquina, pero aún menos que él no sea capaz de compensarlo. Por que de su compañero no espera que lo haga, toda vez que ha abusado de chuponería en una jugada que el ña no se quita de la cabeza. Aún le queda otro equipo al espinardense para meterlo en la final, y se enfrentará al de Fidel con un PSV que está lleno de negros, algo a lo que es alérgico David. Alergia que aprovechan la pareja top (manta y one) para dominar un partido en el que solo los postes les impiden más goles. Sin embargo un contraataque por todo el centro sube el empate en el marcador que seguirá ahí durante una prorroga en la que, tras un riguroso expulsado por bando, se producirá la jugada clave. Un saque de esquina en el 120 que Fran estrella por tercera vez en el palo, y que sentencia a un Rubén cuyos penaltis (los dos parados por David) son reflejo del hundimiento que supone acompañar al devorador de periódicos. La final pone a prueba lo (poca) solidez del cuadrante franciscano (no estaba previsto que la final no la jugara el primer clasificado), y enfrenta a Fidel y un David que se repartirán el campeonato y la tercera plaza. Un solitario gol es suficiente para confirmar que Fran es sinónimo de derrota, y que el araña, pese a protagonizar el saque de banda más estúpido de la historia, pateando el balón contra la cara del sacador, es el vencedor de este interminable torneo.