Hightligths. El retorno de Ñasspro, el cumpleaños de Fidel, el conocimiento por parte de David pero no de Rubén de la nueva sede, y una peluquería de extraño nombre, son los ingredientes de un prologo digno de este campeonato. Fidel ha quedado con Rubén y Fran en la casa de éste, debido al desconocimiento del Ñass de la ubicación del hogar del segundón. Sin embargo a Fidel se le acaba haciendo tarde y llama a su hermano, el cual, al estar ya en su casa no coge el móvil, le cuelga y se acerca al telefonillo dónde extrañado no ve a nadie en el portal. Fuera del objetivo de la cámara, y a sólo unos metros está Rubén, que recibe la llamada de Fidel indicándole que se le ha hecho tarde y que va a ir directamente a su casa, con lo cual cuando el top manta baja con la consola y se encuentra a Rubén (¡hombre!) pero no ve por ninguna parte los cables que éste tenía que traer de Montepinar, su grado de quemazón para con su hermano aumenta, ya que el medidor de sapos le había asegurado que Rubén vendría con los cables. La pareja vuelve a subir a la sede 3 para conseguir los ya renombrados cables, y estando allí resuena ese estruendoso timbre que probablemente el constructor cogió de alguna carnicería. El dueño de la casa casi sufre un ataque epiléptico cuando su sentido de la vista le ofrece la imagen a través del teléfonillo de un hombre totalmente desconocido, y su sentido del oído le trae la reconocible voz de su hermano diciéndole que abra de una vez. Una vez que su cerebro asimila que el timbre que ha sonado es el de la puerta y no el del portal, y que se ha procedido al desmantelamiento de la instalación consolera, el trío se desplaza andando (en contra de la opinión de Fidel) a la nueva sede, no sin antes acercarse a la cercana peluquería Josma, momento para hacer todo tipo de chanzas y gracietas al respecto delante del establecimiento, y momento para que, subiendo la calle, se vea aparecer la silueta del cuarto hombre, que por supuesto se une a este espectáculo del que, por cierto, no se ha perdido detalle desde la reja de su ventana un vecino que se pregunta qué será eso de Ra-Ra-Ragazza (además de otras cuestiones sobre la salud mental de aquellos individuos). Todo este tiempo transcurrido se suma al de la visita guiada de Rubén por una sede que no conoce, y que al ser la primera que dispone de Internet, provoca un mayor retraso cuando los protagonistas se embaucan con YouTube y no se ponen con el torneo hasta pasadas las 9 de la noche. Llega al fin un primer partido en el que Rubén y Fran dominan por 1-0 hasta que a Juan Carlos Rivero le da por pronunciar tamarísticamente el nombre del jugador Sno. El desconcierto y la risa provocan que Rubén pierda la bola y sus rivales aprovechan para empatar. Unos rivales que a la expulsión sufrida por David tienen que sumar dos más de Fidel, todo ello faltando 30 minutos que transcurren completamente encerrados en su área. La buena actuación del portero y el hecho de que Fran desaproveche el regalo a portería vacía de Rubén ("es que no me esperaba que me la pasaras y no tenía el dedo en el botón") mantienen el milagroso empate. El segundo partido tiene el claro pronóstico de todos los de la pareja Fran-David, pero la gran delantera del Marsella y el hecho de que Fidel desperdicie un pase de la muerte de Rubén (culpando por igual a Gilberto Silva por darle de tacón, y a Konami como responsable civil subsidiaria) provocan la primera sorpresa del torneo que, sumada a la derrota de los hermanos en el tercer partido, deja al Capitán Araña como líder en el intermedio. Fidel, autor de la frase "cuando vengáis a mi casa no hace falta que traigáis comida" (la cual no se debe decir delante de semejantes cucarachas), observa tras este tercer encuentro cómo su teoría de que en un horno apagado las pizzas no se queman, sino que se mantiene la temperatura, es totalmente incierta, aunque afortunadamente sin consecuencias graves para con la cena, que transcurre con normalidad hasta llegar al reparto de la tarta. La cara de Rubén y David, delante de sus minitrozos, observando al anfitrión como llena su platazo, les retrotrae de forma evidente al reparto de ese brazo de gitano en Montepinar que confirmó que Fidel y las medidas no se llevan bien, algo que se sospechaba desde lo del Sapo. Afortunadamente la tarta es grande y se puede repetir, como se repite el 1-0 en este torneo que también acaba con ese resultado en el cuarto, quinto y sexto partido. David se hunde en los dos primeros y ve asomarse el abismo ante sus pies, pero en el último encuentro tira del carro para conseguir acabar segundo, para que Fidel corrobore la maldición del anfitrión, y para que Rubén gane un campeonato sin haber metido un solo gol (y jugando "regular" según admite él mismo)
jueves, 29 de septiembre de 2011
Hightligths. El retorno de Ñasspro, el cumpleaños de Fidel, el conocimiento por parte de David pero no de Rubén de la nueva sede, y una peluquería de extraño nombre, son los ingredientes de un prologo digno de este campeonato. Fidel ha quedado con Rubén y Fran en la casa de éste, debido al desconocimiento del Ñass de la ubicación del hogar del segundón. Sin embargo a Fidel se le acaba haciendo tarde y llama a su hermano, el cual, al estar ya en su casa no coge el móvil, le cuelga y se acerca al telefonillo dónde extrañado no ve a nadie en el portal. Fuera del objetivo de la cámara, y a sólo unos metros está Rubén, que recibe la llamada de Fidel indicándole que se le ha hecho tarde y que va a ir directamente a su casa, con lo cual cuando el top manta baja con la consola y se encuentra a Rubén (¡hombre!) pero no ve por ninguna parte los cables que éste tenía que traer de Montepinar, su grado de quemazón para con su hermano aumenta, ya que el medidor de sapos le había asegurado que Rubén vendría con los cables. La pareja vuelve a subir a la sede 3 para conseguir los ya renombrados cables, y estando allí resuena ese estruendoso timbre que probablemente el constructor cogió de alguna carnicería. El dueño de la casa casi sufre un ataque epiléptico cuando su sentido de la vista le ofrece la imagen a través del teléfonillo de un hombre totalmente desconocido, y su sentido del oído le trae la reconocible voz de su hermano diciéndole que abra de una vez. Una vez que su cerebro asimila que el timbre que ha sonado es el de la puerta y no el del portal, y que se ha procedido al desmantelamiento de la instalación consolera, el trío se desplaza andando (en contra de la opinión de Fidel) a la nueva sede, no sin antes acercarse a la cercana peluquería Josma, momento para hacer todo tipo de chanzas y gracietas al respecto delante del establecimiento, y momento para que, subiendo la calle, se vea aparecer la silueta del cuarto hombre, que por supuesto se une a este espectáculo del que, por cierto, no se ha perdido detalle desde la reja de su ventana un vecino que se pregunta qué será eso de Ra-Ra-Ragazza (además de otras cuestiones sobre la salud mental de aquellos individuos). Todo este tiempo transcurrido se suma al de la visita guiada de Rubén por una sede que no conoce, y que al ser la primera que dispone de Internet, provoca un mayor retraso cuando los protagonistas se embaucan con YouTube y no se ponen con el torneo hasta pasadas las 9 de la noche. Llega al fin un primer partido en el que Rubén y Fran dominan por 1-0 hasta que a Juan Carlos Rivero le da por pronunciar tamarísticamente el nombre del jugador Sno. El desconcierto y la risa provocan que Rubén pierda la bola y sus rivales aprovechan para empatar. Unos rivales que a la expulsión sufrida por David tienen que sumar dos más de Fidel, todo ello faltando 30 minutos que transcurren completamente encerrados en su área. La buena actuación del portero y el hecho de que Fran desaproveche el regalo a portería vacía de Rubén ("es que no me esperaba que me la pasaras y no tenía el dedo en el botón") mantienen el milagroso empate. El segundo partido tiene el claro pronóstico de todos los de la pareja Fran-David, pero la gran delantera del Marsella y el hecho de que Fidel desperdicie un pase de la muerte de Rubén (culpando por igual a Gilberto Silva por darle de tacón, y a Konami como responsable civil subsidiaria) provocan la primera sorpresa del torneo que, sumada a la derrota de los hermanos en el tercer partido, deja al Capitán Araña como líder en el intermedio. Fidel, autor de la frase "cuando vengáis a mi casa no hace falta que traigáis comida" (la cual no se debe decir delante de semejantes cucarachas), observa tras este tercer encuentro cómo su teoría de que en un horno apagado las pizzas no se queman, sino que se mantiene la temperatura, es totalmente incierta, aunque afortunadamente sin consecuencias graves para con la cena, que transcurre con normalidad hasta llegar al reparto de la tarta. La cara de Rubén y David, delante de sus minitrozos, observando al anfitrión como llena su platazo, les retrotrae de forma evidente al reparto de ese brazo de gitano en Montepinar que confirmó que Fidel y las medidas no se llevan bien, algo que se sospechaba desde lo del Sapo. Afortunadamente la tarta es grande y se puede repetir, como se repite el 1-0 en este torneo que también acaba con ese resultado en el cuarto, quinto y sexto partido. David se hunde en los dos primeros y ve asomarse el abismo ante sus pies, pero en el último encuentro tira del carro para conseguir acabar segundo, para que Fidel corrobore la maldición del anfitrión, y para que Rubén gane un campeonato sin haber metido un solo gol (y jugando "regular" según admite él mismo)
Categoría:
La Copla
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