RUBÉN
-
-
-
-
FIDEL
-
-
-
-
DAVID
-
-
-
-
FRAN
-
-
-
-

martes, 30 de junio de 2015


Highlights. Unas tostadas amenazan con quemarse mientras Sabrina y Marta Sánchez (las de hace casi 30 años) se contonean en la televisión. Un comensal de arácnido apodo se queja de que la cena sea siempre la misma y pide un cambio de menú. Un señor con ¡gafas! no se avergüenza en reconocer que se desplazará a Barcelona a un concierto de rock progresivo. Y un segundón que acaba de sufrir una sorprendente derrota express, duda si empezar un nuevo campeonato teniendo en cuenta que su pareja va a ser un hermano que según él mismo está en estado de gracia. Todas ellas son imágenes de un pasado reciente, ya que fue hace cuatro semanas cuando comenzó este torneo en el que los hermanos intentaron llevar a los de la Merkel lo más lejos posible. En este flashback dos goles franciscanos en el primer partido parecen confirmar que el dueño de la PS2 no va a ser una rémora, y hacen estériles los apretones checos de unos Rubén y David que mejoran en el segundo encuentro. La pasión del ña por los rusos (más bien por las rusas) se contagia a los muñecos soviéticos, pero para su desgracia cada vez que los eslavos se adelantan en el marcador, a los germanos les da por hacer una jugada con la que empatar, para pasar después a sestear. O más bien a sufrir unas ofensivas rusas, próximas a la trombada, que provocan el 2-3 ya en la segunda mitad. Hasta que a falta de diez minutos, Ozil coge la pelota en su campo, se pega una carrera aguantando a todos los defensas que le persiguen, y finaliza la jugada con un gol que provoca una carrera casi tan larga por el pasillo de un eufórico Fran. Y es que con ese tanto, que algunos consideran imposible en versiones anteriores del Pro, los dos hermanos prácticamente se aseguran disputar los cuartos de final, algo que ocurrirá 28 días después, cuando Fran regrese del flashback en el momento en que, mientras llena una botella para regar, suena el timbre. El que aparece tras la puerta es un Rubén que acepta la propuesta franciscana de subir a la planta de arriba a ver su más que renombrado nuevo toldo, y comprobar si es cierta esa teoría de que cada vez que sube a la terraza, alguien llama al timbre. Dicho y hecho. Ding-Dong y la cara de David al otro lado del fonoporta (más bien videofonoporta). El araña no se muestra nada interesado en el parasol franciscano, pero finalmente acepta subir para con un “¿el toldo era esto?” quitar relevancia al trozo de tela. Aún menos efusividad mostrará un Rafa Márquez que llega justo a continuación, dejando al anfitrión la sensación de que quizá esperaban encontrar una carpa de circo o similar. Todo ello queda en el olvido cuando los protagonistas descienden al salón para lo verdaderamente importante. ¿Comenzar la competición?. ¡No!. Conversaciones de sofá como la de Rubén explicando por qué la semana pasada no pudo quedar, y como fue ir a recoger el coche al taller para que luego no arrancara. O la David interrogando a Fidel y su hermano sobre si saben montar en bici, y sobre cómo es posible que no hayan aprendido, haciéndose el sorprendido cuando se trata de un dato que conoce desde hace años. Finalmente impera la cordura y continúa un torneo en el que ni siquiera Fran recuerda que a Fidel y él les vale con una derrota por dos goles para pasar a cuartos. Pero lo más grave del devoraperiódicos es que no recuerda ¡con qué botón disparar! (“¿es con la X?”) y hay que detener el Alemania-Italia para explicárselo. Los italianos se ponen por delante y se ponen también cariñosos, con David llamando continuamente ‘cari’ a Rubén y provocando celos en un Fidel que en el descanso se dedica a sobarle literalmente el lomo al araña. Volviendo al juego futbolístico, la pareja palmareña no sufre ningún apuro e incluso logran un empate que se acabará esfumando con un autogol franero al cabecear hacia su portería un saque de esquina. Fidel, que lleva tres semanas (más bien tres meses) jugando con esos alemanes ‘que no se llevan ni un balón’, no confía mucho en que sean capaces de superar los cuartos, y la trombada inicial croata parece darle la razón. Sin embargo, el hecho de que sea infructuosa, de que que la primera llegada alemana sea gol, de que la segunda (con cante del portero que le cuesta ser sustituido) también, y hasta la tercera, lo cambia todo. Y provoca una quemazón rubendavidiana que llegará al máximo con el 4-0. Los eternos últimos minutos transcurren con el temor fideliano de que tras esta paliza su hermano se crezca y lo tire todo por tierra en las semifinales. Pero no habrá tiempo para comprobarlo, ya que los ingleses salen como motos y en un visto y no visto se colocan 2-0. Nada parece indicar que tras el descanso las cosas vayan a cambiar para los Fernández, pero en la segunda mitad logran el gol de la esperanza, y a falta de diez minutos Fran establece un 2-2 que celebra corriendo por el pasillo. Ese subidón le lleva a descontrolarse, a que en la siguente jugada expulse a Superklose, y a no tener la tranquilidad necesaria para aprovechar el mano a mano frente al portero que Fidel le ha regalado en el descuento. Llega la hora de una prorroga que no parece que vaya a cambiar nada, hasta que en el 116’ (y después en el 120’) los ingleses acaban con la carrera sumadora de un Fidel al que, tras haber conseguido 10 puntos con su hermano, y 10 con el araña, le resultan aún más inexplicables esos 2 puntos el día que hizo pareja con Rubén. Casi tan inexplicable como que el torneo acabé como empezó, cenando ante una televisión en la que la se contonea la Marta Sánchez de hace años, en este caso en Irak alterando los biorritmos de un barco lleno de soldados que aún resulta dificil creer que no volcará y se convirtiera en el Tetanic.

1 comentario :

Fidel dijo...

Bravo. Crónica palíndroma empezando y acabando con Marta Sanchez. Como cuando Nico dice "siguiente fuera siguiente".